Caminando por los Alpes de Albania

• Albania
• 10 junio, 2023
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Recorrido del 5 al 10 de junio de 2023

Llegamos a Albania desde Dubrovnik en Croacia, con un bus de unas tres horas que de manera muy rápida cruzó los 160 kilómetros de la costa de Montenegro y nos dejo en Shkodër al norte del país.

Nuestra primera impresión de Shkodër fue bastante agradable. Con algunas mezquitas, una calle central peatonal llena de restaurantes locales, nos dio un aire de ser un lugar auténtico donde los turistas se mezclan con los locales. Nos quedamos en el Guesthouse Kultura que nos recibió con un upgrade de nuestro cuatro y la posibilidad de guardar nuestras pesadas maletas durante los días de hiking.

De inmediato quisimos probar la comida que nos sorprendió con un estilo árabe en donde ya comenzaban a aparecer el Yogurt, bolas de carne y vegetales crudos, con una sazón muy diferente a la Croata.

Nuestro plan era hacer una caminata por las montañas albanesas alrededor de un lugar llamado Theth. Para ello debíamos tomar un transfer hasta el río Komán, una vez allí tomar un ferry y luego otro transfer hasta Valbone. Sería un recorrido que nos llevaría casi todo el día. Una vez en Valbone comenzaríamos a caminar para tomar el transporte de regreso en la villa de Theth.

Muy temprano en la mañana salimos entonces para Valbone. El viaje en ferry por el río Komán que conforma una presa río arriba nos sorprendió no solo por su belleza sino también por la gran cantidad de botellas plásticas que se acumulan en algunos lugares de la superficie. El viaje en Ferry, de unas cuatro horas de duración es agradable y aunque es una embarcación pequeña, es posible hacerse un espacio en la azotea para disfrutar las vistas del lugar. El clima era fresco y ya en Shkodër habíamos aprendido que podría quizás existir algo de nieve en el cruce de montaña entre Valbone y Theth y que la recomendación era tomar un camino llamado la ruta de invierno. 

Una vez en en Valbone ya podíamos apreciar los hermosos Alpes albanos, algunos de ellos aún cubiertos de nieve en sus picos. La pequeña villa en medio de la montaña y con apenas una decena de casas, nos pareció encantadora y sumamente tranquila. Ana, nuestra host en el Guesthouse Arlindi, resultó ser una experta cocinera que nos deleitó con una cena con productos provenientes de su propia huerta o de los alrededores: vegetales frescos, pasteles de espinaca y queso y estofado de papa fueron más que suficientes para quedar completamente satisfechos.

A la mañana siguiente, nos dispusimos a realizar el trek desde Valbona a Theth. Pese a las recomendaciones locales, optamos por ir sin guía, acompañados de la ruta marcada que encontramos en la aplicación Wikiloc. Pensamos que no podía ser tan complicado hacerlo por nuestra cuenta, pero unas horas más tarde en el camino, nos encontramos en varias ocasiones con  marcas confusas que de no ser por la ayuda de la aplicación, nos hubieran puesto en dificultades.

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El camino comienza por la cama de río y va ascendiendo lentamente por el bosque hasta que se acerca al paso de montaña ya en medio de un terreno árido y rocoso.

Sin grandes dificultades sorteamos el paso y descendimos tranquilamente hasta llegar al Kometa Guesthouse en Okol (cerca a Theth), no sin antes comer un pequeño picnic en el camino compuestos por pepinos, tomates, pan, queso fresco y huevos duros.

Berta, del Guesthouse Kometa, resultó ser aún más extrovertida que Ana. Siempre sonriente, sació nuestro hambre con une cena de múltiples viandas dentro de las cuales se encontraba el pescado, yogurt fresco, pan recién horneado, papas fritas, ensalada de tomate y pepino, pimientos rellenos y un queso fuerte que costaba tragarlo entero.

Nuestro propósito en Theth era visitar un atractivo turístico y natural llamado el Blue Eye. Situado a 10 kilómetros de nuestro hotel, sí que nos tomó algo de esfuerzo, no por la dificultad del camino sino porque gran parte del mismo se hace expuesto al sol. El calor era infernal y costaba dar cada paso. De camino al lugar, sobre el borde del río Perroi, ya podíamos apreciar las pequeñas piscinas de agua que se formaban en medio de un lecho de grandes rocas blancas parecidas al mármol. El Blue Eye no era más que una piscina de estas de mayor tamaño, pero cubierta de una gran capa de bañistas que por todos lados ingresaban por unos segundos al agua helada proveniente de los picos nevados.

Finalizamos el día exhaustos por el calor, con un recorrido de más de 25 kilómetros a cuestas, pero con la recompensa del sin número de viandas que Berta, haciendo usos de sus mejores habilidades, supo proporcionarnos.

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Ya de regreso a Shkodër, saliendo de este hermoso lugar, nos sentíamos plenos de la buena energía con que nos había recibido este país, hoy estigmatizado por ciudadanos europeos por considerarlo inseguro o quizás, un tanto lejano a la cultura occidental que bien pueden respirar en las costas Croatas o Griegas.