Clasificar, conservar, dejar ir

Bogotá, 19 de enero de 2017

Irnos a dar la vuelta al mundo significa también dejar muchas cosas.  Algunas muy significativas como la familia, los amigos y nuestro perro.  Otras importantes como el trabajo y las pequeñas cosas buenas de la rutina cotidiana.  Y algunas que… mmmmmm… sólo sabemos que están ahí cuando empezamos a empacar.  Y no me refiero a empacar para el viaje, porque nuestro equipaje (por supuesto) es liviano.  Me refiero a empacar la vida que dejamos atrás: la ropa, la decoración de la casa, los libros, el equipo deportivo, el maquillaje y hasta los cientos de medicinas que ni sabemos cuándo o para qué compramos.

Para esta tarea (que ya hacemos por tercera vez) hemos desarrollado una técnica obvia pero muy práctica:

Clasificar
Al mejor estilo de programa de TV de Discovery H&H vamos cajón por cajón organizando las cosas en 3 grupos: conservar, regalar y botar.  Y nos hemos llevado sorpresas como cosas que no recordábamos que habíamos comprado, medicamentos vencidos hace 2 años o libros que ni siquiera desempacamos.

Conservar
Lo que vamos a guardar lo empacamos con mucho cuidado, porque de nada sirve encontrarlo en varios meses completamente dañado, así es que por ejemplo la ropa la empacamos en bolsas al vacío, estas a su vez en cajas de plástico, a cada caja le ponemos un cojín deshumidificador y luego va al depósito en el cual también ponemos más deshumidificadores.

Ropa empacada al vacío en cajas plásticas
Ropa empacada al vacío en cajas plásticas

Dejar ir
Es increíble descubrir cómo nos apegamos a tantas cosas, muchas de las cuales no tienen mayor relevancia.  Pero dejar ir (porque regalamos o botamos) es liberador, es realmente cortar el hilo del pasado, saber que lo que conservamos es lo que definitivamente queremos en nuestro futuro.

Dentro de las cosas que dejé ir esta vez ¡está mi cabello! desde hace dos años me lo dejé crecer (lo tuve corto desde que me casé en el 2003) y es increíble todas las opiniones al respecto, en especial de tantas mujeres que me dijeron que estaba loca y que por nada del mundo lo harían.  Bueno, yo lo he tenido muy corto (a los 14 años me rapé la cabeza, pobre mi mamá y mis rebeldías) así es que nunca he tenido apego al cabello, además ¡crece! y en esta ocasión lo doné a la Liga Contra el Cáncer donde lo usarán para hacer una peluca para algún paciente que la necesite (acá pueden ver los requisitos, es muy sencillo).

Antes y después (1 día de diferencia)
Antes y después (1 día de diferencia)

Así es que aunque no te vayas a dar la vuelta al mundo, te invito a que hagas este ejercicio.  Revises qué tienes en tu vida, elijas qué vas a conservar y todo lo demás lo dejes ir.  Aplica para todo: las posesiones materiales, los hábitos y las relaciones con los demás.  Puedes hacerlo todo de una vez, o empezar con pequeños pasos.  Cuando revises lo que conservaste, te darás cuenta de qué / quién es lo realmente importante en tu vida.

 

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