Campamento Base del Everest

Tíbet: Atravesando el techo del mundo

Tíbet, por muchas razones, ha disfrutado de cierta fama en nuestro mundo occidental. Sus montañas hermosas, sus monasterios solitarios acompañados de tan sólo algunos monjes budistas, el mito de unos hombres que pueden separar el cuerpo del alma y el contexto geopolítico de esta región han sido un tema recurrente en documentales, cine y conversaciones informales.

Recuerdo que cuando llegué a Lhasa hice una llamada telefónica a mi casa y le conté la noticia a mi padre como si el sólo hecho de estar allí fuera uno de mis mejores triunfos. Él sólo atinó a mencionar, “David, estar allá fue uno de mis grandes sueños. Aprovéchalo”. Pues bien, en honor a él, me propuse vivir Tíbet con sus ojos, para que luego en Colombia, de alguna manera pudiera transmitirle con un poco más de detalle el significado de nuestro viaje por estas tierras.

Tengo que admitir que entender a Tíbet, o por lo menos una pequeña parte de él, me tomó mucho trabajo. Es una región cargada de muchos acontecimientos históricos, de los cuales de muchos de ellos no se tienen registros escritos y como si fuera poco, durante los últimos 60 años este país se ha visto envuelto en una de las pocas cosas que el comunismo sabe hacer bien: restringir la libertad de expresión. No es sorpresa entonces que las conversaciones con nuestra guía y las visitas a los monasterios no hayan sido suficientes para saciar nuestra sed de conocimiento. Entender la realidad de esta región nos tomó un poco más que eso. Muchas lecturas en Intenet, largas discusiones con Alex, mi compañera inseparable, y la lectura de tres libros (“My Land, My People” y “Freedom in the exile” ambos escritos por  el 14 Dalai Lama y “Seven years in Tibet” de Heinrich Harrer) nos aportaron información valiosa para lograr ampliar un poco nuestros horizontes.

Días atrás, antes de llegar a Lhasa, leí una crónica de alguien que había pasado por este lugar y que afirmaba que hoy en día Lhasa, su capital, era una ciudad más moderna y que gracias a la invasión China, el Tíbet disfrutaba en la actualidad de una red de carreteras formidables y de una economía en crecimiento. Esta persona afirmaba también que el pueblo de Tíbet era ahora libre de la gran opresión de los Lamas, quienes por siglos los habían sumido en la pobreza más absoluta. Con muy buenos datos, esta persona respaldaba la invasión China a este país. Nuestro reto era entonces profundizar lo suficiente para, al final, tener nuestra propia posición. Posición que revelo a lo largo de estas líneas.

ALGO DE HISTORIA

Tíbet es un amplio territorio del tamaño de Francia, España y Alemania juntos que comparte frontera con India, Nepal, Bhutan, Myanmar (Burma) y por supuesto, China. La mayor parte de su territorio está sobre altas montañas por encima de los 4.000 m.s.n.m. que siempre hicieron de este territorio un paso difícil para forasteros y de poco interés para otros gobiernos y le valieron en occidente el apodo de “El Techo del Mundo”.

La historia de Tíbet está registrada a partir del siglo siete en el que habitaban unas gentes con un poderoso ejército que se apoderó de Nepal y algo de territorio de China. Tras la muerte de uno de sus reyes, el imperio se fragmenta en muchas villas y nunca más vuelve a tener el poderío de sus inicios.  En ese mismo siglo, el séptimo, el budismo es traído desde India y su práctica mezclada con la religión de las tribus, la Bön, dando forma así a una muy particular forma de budismo que se conoce popularmente como budismo tántrico o lamaista.

Es sólo hasta el siglo 16 (año 1.568) que la más emblemática  figura de esta nación, el Dalai Lama, tiene su origen cuando un rey de origen mongol y que había sido convertido al budismo por sus dos esposas, confiere ese título a uno de sus maestros, Sonam Gyatso, quien se convierte así en el tercer Dalai Lama, dejando las dos primeras a sus antecesores. La palabra Dalai Lama ha sido traducida en múltiples ocasiones, inclusive en nuestra guía Lonely Planet, como Oceano de Sabiduría. No obstante, este es un malentendido y se aleja mucho de su verdadero significado. Dalai no es mas que la traducción al mongol de Gyatso, parte del nombre del tercer Dalai Lama. Gyatso en tibetano significa océano. La palabra Lama, significa maestro aunque debido a un malentendido chino es usualmente confundida con Budhha viviente. No es sorpresa entonces que en Tíbet se prefiera llamar al Dalai Lama, Kündun, lo que para ellos tiene el significado de “Presencia”. Cualquiera que fuere o no el origen de este título, lo que si que es cierto es que el Kündun es considerado una de las reencarnaciones de Gautama Budhha, en particular, la reencarnación de Avalokitesvara, que decidió dejar el el mundo del Nirvana para tomar la forma de hombre y ayudarle a este en su existencia. Así entonces, los Kündun, considerados dioses, gozan de un respeto y credibilidad incuestionable entre su gente lo que pronto les dió no sólo el poder religioso sino también el poder político sobre todo el territorio, pese a que estos sólo representan una de las sectas del budismo tibetano, la Gelugpa (Sombreros Amarillos).

De todos los Dalai Lama, el tercero, quinto y treceavo son considerados con especial afecto. El tercero por su sabiduría religiosa, el quinto por la construcción de grandes monasterios incluyendo el gran Potala Palace y el treceavo por la inclusión de muchas reformas progresistas al sistema de gobierno tibetano.  Por años, Tíbet gozó de independencia, inclusive llegó a conquistar territorios Chinos y hasta llegó a doblegar a la ciudad de Xian, en ese entonces capital de este imperio, obligándolos a pagar un tributo permamente. Sin embargo, dada la característica religiosa de esta nación, la relación con su vecino, China, siempre se mantuvo en buenas condiciones y con raíces espirituales y hasta los emperadores Manchu que eran budistas, se referían al Dalai Lama como el Rey del Budismo. Con el tiempo, se establecieron las fronteras y los dos países siguieron por años una existencia amistosa, pero independiente.

En 1.910, la dinastía Qing decide invadir Tíbet y el treceavo Dalai Lama es desterrado. Sin embargo, con la caída del imperio chino en 1.911, el Dalai Lama regresa a su tierra y Tíbet goza de un período de independencia hasta la invasión por parte de la República Popular China en 1.950, en la que de nuevo China reclama su soberanía sobre este territorio y ahora bajo los principios del comunismo promete libertad al pueblo de Tíbet y llevarlo de un sistema feudal a un sistema comunista. Ante la superioridad del ejército chino y la negación de apoyo solicitado a Inglaterra, Estados Unidos, India y Naciones Unidas, el gabinete tibetano se ve forzado a firmar un acuerdo en el que se establece que China trendría el control político y militar del territorio pero bajo la supervisión de un gobierno en su mayoría tibetano encabezado por el propio Dalai Lama. Dentro del acuerdo, conocido como “El Acuerdo de los Diecisiete Puntos”, se establece que todas las reformas económicas y sociales se deberían implantar paulatinamente y bajo el consentimiento de los líderes locales de cada una de la villas y adicionalmente y no menos importante, que el pueblo tibetano, tendría completa libertad para la práctica de la religión. No obstante, las intensiones del gobierno central encabezado en ese entonces por Mao Zedong al parecer distaban mucho de los intereses de los generales ubicados en Tíbet y pronto este acuerdo fue violado una y otra vez por parte de los chinos a quienes se les considera autores de un gran genocidio, torturas y atropellos contra la gente de Tíbet. En 1.959, el pueblo tibetano cansado de la opresión china y temeroso de que su mayor deidad, el Dalai Lama, fuera secuestrado y asesinado por generales chinos, se aglutina en frente del Potala Palace dispuesto a proteger a su rey dios con sus propias vidas. Ante esta revuelta el ejército chino amenaza con desplegar su artillería contra la turba y el Dalai Lama, cansado de su fracaso en las negociaciones y con el fin de evitar la muerte de más tibetanos, huye disfrazado de soldado y busca asilo en India donde establece un gobierno en el exilio que se mantiene hasta el día de hoy.

Así, el catorceavo Dalai Lama es pronto conocido en occidente por su pacífica resistencia y curiosamente los gobiernos que antes decidieron darle la espalda, le han concedido grandes reconocimientos entre ellos el patético premio Nobel de Paz y varios títulos honoris causa en diferentes universidades. En estos últimos 50 años, Las Naciones Unidas y los países más poderosos del planeta han defendido a Corea y hecho incursiones en Vietnam, Iraq, Afganistán, Libia y están buscando hacerlo en Siria. Sus razones son muy oscuras, pero le dicen al mundo que lo hacen para defender los derechos humanos de las personas de esos países que viven a merced de sus gobernantes. Tíbet lleva más de 50 años pidiendo a gritos su libertad, pero el mundo entero liderado por la grandes potencias y las Naciones Unidas que se presta de velar por el buen comportamiento de los gobiernos, se han hecho los de la vista gorda y han preferido más bien mirar hacia una China con 1.3 billones de corazones capitalistas y sedientos de consumo. Es triste darse cuenta cómo la política internacional carece de moral y lo único y exclusivamente que la rige es el interés económico. Seguro que si Tíbet tuviera petróleo, diamantes, coltán o sí tuviera una posición geográfica ventajosa, otra sería su suerte. De nuestra parte, en Colombia, también mostramos una doble moral cuando sólo esperamos que los gringos digan algo para salir a apoyar su posición como si este país fuera nuestro mentor. Que decepción la que me causó Santos cuando recientemente apoyó a Estados Unidos en su desacuerdo con el reconocimiento del estado Palestino ante la Unesco. Nuestro honorable presidente se vió como un verdadero lacayo recitando las mismas palabras de Obama referentes a este asunto. Y yo me pregunto, y esta sumisión a cambio de qué? Ni siquiera sabemos vendernos a un buen precio ante un país que nos juzga por como tratamos a sindicalistas y periodistas, pone un veto turístico sobre nuestras ciudades, no apoya el tratado de libre comercio y como sí fuera poco es el principal combustible de nuestro más grande problema: la droga.

LA AUTOPISTA DE LA AMISTAD

Volviendo a Tíbet, y luego de haber pasado dos días maravillosos en Lhasa, su capital, nos dirigimos hacia algunas ciudades secundarias en compañía de nuestra guía y conductor, a través de una carretera que se conoce como La Autopista de la Amistad.

El objetivo era llegar a Zhangmu, la frontera con Nepal situada a 900 km de distancia y para ello manejamos por varios días entre los que visitamos las ciudades de Gyangtse, Shigatse, Shegar y el Campamento Base del Everest.

El primer día, en dirección hacia Gyangtse, visitamos el Yamdrok Lake, una inmensa masa de agua situada a 5.000 metros de altura y que más bien parece un mar. Estuvimos un rato en el lugar tomando algunas fotos y en medio de un fuerte viento nos vimos envueltos en nuestra primera nevada en estas tierras. Por la misma carretera hacia Gyangtse, pudimos ver el monte Kharola Glacier, situado a 7.191 m.s.n.m, la primera de muchas grandes montañas que veríamos luego a lo largo del cruce. Una vez en la ciudad, vistamos la Kubum Stupa y el Pelkor Chode Monastery, en cuyas puertas de ingreso se podía escuchar claramente una canción con el mantra sagrado de los tibetanos “Om Mani Padme Hum”. La ciudad de Gyangste, situada a 3.950 m.s.n.m trajo una noche más bien fría en un húmedo hotel de su única calle principal.

Yamdrok Lake
Yamdrok Lake
Yamdrok Lake
Yamdrok Lake
Kharola Glacier
Kharola Glacier
Kharola Glacier
Kharola Glacier
Represa en el camino
Represa en el camino
Kubum Stupa
Kubum Stupa
Arquitectura propia del Tibet, aun en las ciudades mas pequennas
Arquitectura propia del Tibet, aun en las ciudades mas pequennas

Al siguiente día salimos para Shigatse que, situada a 3.900 m.s.n.m, es la segunda ciudad más grande de Tíbet después de Lhasa. El camino fue corto y menos impresionante que el del día anterior. No obstante, nos permitió observar con sumo detalle las plantaciones de tsampa, un grano muy común en Tíbet y que es la base de la alimentación en las montañas. Una vez en la ciudad, visitamos el Monasterio Tashilhunpo, el cual solía ser la residencia del Panchem Lama, o segunda reencarnación más importante. Cabe anotar que el Panchem Lama actual, elegido por el Dalai Lama se encuentra desaparecido y muchos dicen que el gobierno chino lo tiene secuestrado. Adicionalmente, China se tomó el trabajo de elegir a un nuevo Panchem Lama quién vive actualmente en Pekin, hace pocas apariciones en público y como es de suponerse, no goza de mucha credibilidad entre su gente. Pese a todo esto, el Monasterio Tahilhunpo goza de una gran popularidad y los tibetanos lo consideran especialmente sagrado. Una vez terminada la visita al Monasterio, usamos la tarde libre para recorrer un poco las calles de la ciudad, la cual encontramos bastante apagada y sucia. Nada comparado con la impresionante Lhasa.

El cereal de Tsampa
El cereal de Tsampa
Tashilhunpo
Tashilhunpo
Tashilhunpo
Tashilhunpo

Muy temprano en la mañana, salimos hacia Shegar, un pequeño caserío situado a unas 4 horas de camino y que es la puerta de entrada a la carretera que conduce hacia el Campamento Base del Everest. La carretera por este tramo fue sencillamente impresionante, pues pudimos apreciar 5 grandes ochomiles entre ellos el Makalu (8,463 msnm), Lhotse (8,516 msnm), Quomo Langma (Everest, 8,844 msnm), Cho Oyu (8,201 msnm) y XixiaBangMa (8,012 msnm), de todas estas montañas nos pareció que el Cho Oyu era la mas espectacular, por la gran masa de su cima. Como el día estaba bastante claro, pudimos apreciar muy bien todas estas montañas y decidimos que sería mejor aprovechar el buen clima para subir ese mismo día al campamento Base del Everest.

Everest
Nuestra primera imagen del Everest
Everest range
Everest range
Everest
Everest
Cho Oyu
Cho Oyu

Casi 4 horas nos tomó recorrer los 100 km que separan a Shegar de este punto del Everest situado a 5.200 msnm. Cuando llegamos allí, tomamos un pequeño bus que nos acercó literalmente hasta el punto donde está la base de esta montaña. Eran las 5 de la tarde, aún faltaban 3 horas para anochecer y el monte Everest se nos presentó todo su esplendor. En el lugar había una pequeña base militar y las tradicionales banderas tibetanas que se suelen ubicar en todos los puntos sagrados de las montañas. Estuvimos en el lugar por hora y media disfrutando de un atardecer soleado que bañaba la cima de la montaña con un bello color naranja. El frío era el propio que se puede sentir a esas alturas, con un viento muy fuerte y helado que pese a nuestras múltiples capas de protección térmica, nos hacía temblar en algunos momentos.

Ver video.

Campamento Base del Everest
Campamento Base del Everest
Campamento Base del Everest
Campamento Base del Everest
Campamento Base del Everest
Campamento Base del Everest

Pasamos la noche a esa misma altura, muy cerca de Campamento Base. Como opciones teníamos la de dormir en el Monasterio Rongbuk, el más alto del mundo, o en unas tiendas hechas de pelo de yak. Finalmente, optamos por dormir en una de estas tiendas porque nuestra guía nos dijo que eran mucho más calientes que las frías habitaciones del Monasterio. Dormir en una de estas tiendas si que fue una experiencia. La nuestra tenía 8 camas en la que dormimos junto con 4 chinos, nuestra guía y la dueña de la tienda. En el centro había un gran horno de leña que servía para calentar agua y el lugar. Fuera de la tienda, esta tenía una pequeña carpa de plástico anexa que servía como cocina, donde la dueña cocinaba para sus invitados. Luego de comer un arroz con pollo, nos metimos a los sleeping bags y nos dispusimos a dormir, tarea que no fue nada fácil a esa altura. Teníamos un leve dolor de cabeza propio de la situación y la respiración se hacía bastante difícil. Sin embargo, el calor del lugar nos ayudó a superar estas pequeñas penas y pasamos una noche relativamente tranquila.

Atardecer en el Everest
Atardecer en el Everest
Anochecer en el Everest
Anochecer en el Everest

Antes de la madrugada desperté a Alex para que nos fuéramos a ver el amanecer. Salir de nuestros calientes sleeping bags y ponerlos las cuatro frías capas de ropa térmuca fue una tarea dolorosa. Una vez afuera, nos dimos cuenta de que helaba pero este esfuerzo valió la pena cuando percibimos la primera luz del día justo en la cima de la montaña. La vista fue sublime y merecío un buen numéro de fotografías desde todos los ángulos posibles. Unos minutos más tarde regresamos a la tienda donde nos sirvieron el desayuno que habíamos solicitado el día anterior: pancakes. Mientras disfrutádamos nuestra comida al calor del horno que a esa hora ya estaba encendido de nuevo, pudimos ver como nuestra guía desayunaba tsampa con té de mantequilla de yak. Entre sus manos cogía el polvo de tsampa y lo remojaba en el té para hacer unas pequeñas bolas que luego se comía con gusto. Allí me pareció bastante pintoresco observar a esta mujer alimentarse de lo que por siglos y generaciones y pese a la invasión de la cultura moderna, ha servido de alimento a millones de personas en una de las zonas más hinóspitas de la tierra. Una vez más pude confirmar que para nuestra fortuna, estábamos viajando con una auténtica persona tibetana.

Amanecer en el Everest
Amanecer en el Everest
Nuestra anfitriona preparando el desayuno
Nuestra anfitriona preparando el desayuno
Nuestra anfitriona y la carpa de pelo de Yak
Nuestra anfitriona y la carpa de pelo de Yak
Monasterio Rongbuk
Monasterio Rongbuk

De regreso por la carretera del campamento base, pudimos ver como los tibetanos se apoyan entre sí cuando varios carros, incluyendo el nuestro, se detuvieron para ayudar a un compatriota al que se le había pinchado una llanta. Un daño tan minúsculo como este ameritó para que muchos nos detuviéramos por un buen rato. Para nuestra sorpresa, unos kilómetros más adelante vimos una camioneta totalmente volcada sobre una gran duna de arena situada justo luego de rebasar una curva, a la que absolutamente ninguno de los que habían parado anteriormente, paró a ayudar. Cuando le pregunté la razón de esto nuestro conductor, me dijo que como se trataba de chinos, ningún tibetano los iba a ayudar. Más tarde, tomando un té en el pueblo de Shegar le ofrecí transporte gratis a un mochilero chino que, como nosotro, se dirigía ese mismo día hacia Zhangmu, la frontera con Nepal. Nuestro conductor tajantemente se negó a llevarlo. De esta cruda forma pude comprobar una vez más los sentimientos de los tibetanos hacia los chinos, consecuencia de una invasión que en definitiva tiene más negación que aprobación y que está aniquilando a una cultura milenaria.

El paso mas alto
El paso mas alto

Ese mismo día llegamos a Zhangmu, una población situada literalmente en la empinada ladera de una montaña. El descenso pronunciado para llegar a ella y la impresionante carretera construida al borde de la montaña y sobre unos temerosos precipicios, nos hizo recordar la geografía de nuestra cordillera andina en Colombia. Ya con un clima cálido, la naturaleza lucía mucho más exhuberante comparada con la de la desértica planicie tibetana. Zhangmu nos pareció un pueblo horrible, muy sucio y por si fuera poco, lleno de turistas que iniciaban el mismo recorrido nuestro, pero en sentido contrario. No había muchas opciones de acomodación y era difícil encontrar un buen restaurante con mesas disponibles. Nuestro día término en un hostal de mediana calidad en compañía de aquel joven chino al que nuestro chofer le había negado el transporte.

Al día siguiente, sólo tuvimos que manejar por unos pocos kilómetros para llegar a la frontera con Nepal. Allí se encuentra El Puente de la Amistad, que une los dos países, China y Nepal. Tras una fila de una hora y media, nuestra guía, quien debía acompañarnos hasta que saliéramos literalmente de Tíbet, nos dijo adiós. La dejamos con gran nostalgia y le prometimos que alguien muy cercano a nosotros la buscaría pronto para hacer este mismo recorrido.

Sólo tuvimos que pasar la frontera hacia Kodari en Nepal para que todo fuera totalmente diferente. Decenas de expediciones de montañistas se apiñaban en inmigración buscando salida o ingreso para sus aventuras en Los Himalayas. Veíamos portadores por doquier y gente, mucha gente local que nos pareció muy similar en aspecto a los indios y colombianos. Estábamos en el país del montañismo, el país de las más grandes cimas, el país de los Himalayas. Nuestra suerte ya estaba echada. Habíamos acabado de terminar una experiencia inolvidable y ya comenzábamos otra gran aventura sin igual.

Tíbet, como muchos lugares de este gran viaje, nos dejó una huella indeleble no sólo por sus paisajes increíbles sino por la espiritualidad de su gente. Tíbet también nos deja muchas inquietudes acerca de, como diría el Dalia Lama, sus nuevos jefes, los Chinos. Estará el mundo preparado para un liderazgo mundial por parte de una cultura aún más materialista que la norteamericana? Una cultura donde lo espiritual ya no tiene cabida? Un líder aún más capitalista que cualquiera de sus predecesores? Serán ellos un modelo para las futuras generaciones del mundo? China se consolida y tristemente es admirada más por su capacidad de consumir hasta lo inconsumible que por su legendario pasado. China se fortalece y lidera las mesas internacionales junto con los países más ricos del planeta. China ahora apoya económicamente a la Unión Europea que no tiene ni idea que hacer con Grecia, Italia y España. China resurge, se apodera del mundo y con ello nuestro futuro como una sociedad sostenible se hace cada vez más oscuro.

Tíbet será un destino que difícilmente olvidaremos y al que en definitiva quisiéramos regresar, ojalá ya lejos del virus que los ha tenido al borde de la extinción por más de 60 años. Viva Tíbet y larga vida al Dalai Lama.

Saludos,

David P

 

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  1. Responder

    gloria ines

    Hola. sencillamente ESPECTACULAR!!!!!!
    Gracias les doy pues a traves de sus hermosos ojos y la camara tan especial que tienen, aparte del buen gusto, he podido ver de primera mano tantos sitios hermosos en nuestra madre tierra. Cuidense, y Dios los bendiga.

  2. Responder

    Ricky vélez

    Excelente David y Alex, que buena experiencia, para la proxima y luego de hacer la cima del Aconcagua, podemos darnos un paseito al campamento base del Everest pero el lado sur y darnos la caminadita de 10 dias por esa zona.

    les mandu un abrazo y quedamos QAP.

    Ricky Vélez

  3. Responder

    Luis Guillermo Echeverri

    David & Alex, lo maximo….. felices y disfrutando la vida….. un abrazo cris & Luis Gui

  4. Responder

    Sandra Molina

    Alexandra que Maravilla de viaje, mis mejores deseos para ti y tu esposo que sigan disfrutando cada nueva experiencia al maximo :)….

    1. Responder

      malaquita

      Sandra, mil gracias por tu mensaje! Un abrazo para ti y tu hermosa familia. Alex

  5. Responder

    Mónica

    Qué post!!! Espectacular! Qué magnífico recorrido, me transporté en la aventura. Qué interesante la historia. Gracias por mostrarnos tan maravillosos parajes! Wow! Y si, solo le agrego… los chinos nos invaden!!! Qué depredadores! Un abrazote!

  6. Responder

    marta

    ¡Hola! Me parece muy interesante el viaje que habéis hecho y estoy pensando hacer uno similar y os agradecería si me pudierais contestar algunas preguntas. ¿Cuántos días estuvisteis? ¿Me podéis dar el correo electrónico o alguna web para contactar con vuestra guía?

    1. Responder

      malaquita

      Hola Marta, muchas gracias por interesarte en nuestro blog y por tu mensaje. Nosotros estuvimos aproximadamente 12 días desde que tomamos el tren en China hasta que cruzamos la frontera en Nepal, sin embargo nos quedaron faltando un par de días en Lhasa. La empresa con la que contratamos los servicios es http://www.tibethighlandtours.com/ ten en cuenta que es indispensable que verifiques con la empresa todos los requisitos, ya que las normas están cambiando permanentemente y según los intereses de China cierran la frontera al turismo en cualquier momento. Por favor si tienes alguna inquietud particular no dudes en contactarnos. Saludos,
      Alex.

  7. Responder

    Valeria

    Hola!
    me alegro leer que la propaganda china no logró lavarles el cerebro con “las virtudes” de vivir bajo su dominio.
    En septiembre anduve en Nepal pero me negué a la oportunidad de cruzar hacia el Tibet, pensando que el sólo hecho de hacerlo bajo las normas y condiciones chinas era en sí una forma de complicidad con la invasión descarada que han realizado.
    De todas formas, agradezco la visión y que compartas con tan buena prosa la realidad de la fueron testigos.

    Suerte en el camino!

    1. Responder

      malaquita

      Hola Valeria,
      Gracias por visitar nuestro blog y por tus comentarios. En nuestro caso éramos muy ignorantes sobre la ocupación China y haber visitado Tíbet nos dio una visión muy especial de todo lo que está pasando allí, probablemente si hubiéramos viajado al revés (Nepal – Tíbet – China) no habríamos seguido el camino.
      Un abrazo,
      Alex.

  8. Responder

    Isabel

    Thank you for your amazing website and sharing! I also had a tour to previous Tibetan places in Qinghai and Gansu provinces in July, 2014 this year. The company used was http://www.adventuresintibet.com/ and is really professional local adventure travel agency. I am so happy seeing the photos posted here and would like to visit there next year!! 😀

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