Nueva York, pasión y destrucción

Pues bien. Debido a una historia bastante larga que no voy a detallar, nos vimos en la obligación de pasar 6 días en la ciudad de Nueva York, luego de haber dejado la maravillosa Uganda.

Tras un viaje bastante largo en el que hicimos una escala de 10 horas en el moderno aeropuerto de Johanesburgo, Sudáfrica, llegamos un viernes 30 de julio a la 6 y 30 de la mañana a Nueva York.

Nos hospedamos en un cuarto de un apartamento que encontramos en Airbnb (haciendo clic aquí obtendrás un cupón de descuento). Por 60 dólares la noche teníamos una habitación con baño privado a solo 30 minutos del Manhattan. Lo único malo es que no tenía aire acondicionado (a pesar de que especificaba lo contrario en el sitio web) y el calor en esta época del año a cualquier hora del día y de la noche es literalmente infernal.

Nos dispusimos entonces a disfrutar de un turismo de ciudad y con mapa en mano hicimos un plan para visitar las principales atracciones: El Empire State, La Estatua de la Libertad, El Museo de Arte Moderno, El Museo de Historia Natural, El Museo Metropolitano, El Rockefeller Center, Union Square, Soho y por su puesto la famosa calle Times Square. También queríamos visitar algunas tiendas deportivas para aprovisionarnos de unas cosas que se nos habían dañado y que necesitábamos para la segunda parte del viaje: un par de morrales, una chaqueta, unas sandalias y una gorra. Si teníamos tiempo y ganas, iríamos a alguna de las obras de Broadway.

Es fácil dejarse sorprender por esta gran metrópoli. Sus calles, su arquitectura, su diversidad, son cosas que difícilmente se encuentran en otro lugar. Nueva York es realmente una ciudad que nunca duerme, que vibra con todo lo que tiene para ofrecer. Una ciudad que cada momento muestra algo nuevo.

Lo primero que hicimos fue visitar Times Square. Este lugar, que se hizo famoso gracias a que allí estaba la primera sede del New York Times, es sin lugar duda un espectáculo para deleitarse la vista. En un minuto nos vimos invadidos por miles de luces de colores y de personas que transitan en un agite infinito por esta esquina. Las grandes compañías se anuncian, se venden tours y entradas a los espectáculos de Broadway y los turistas se pasean de un lado a otro haciendo lo que mejor se puede hacer en esta ciudad: comprar. Es sin duda una réplica mejorada de la calle Picadilly en el centro de Londres (o viceversa). Sorprendidos y al mismo tiempo aturdidos por la magia de este lugar, terminamos el día caminando por el sector sur del Central Park.

Times Square
Times Square
Alex en Times Square
Alex en Times Square
Times Square
Times Square

El sábado muy temprano nos dirigimos al Museo Metropolitano. Es un lugar para visitar si te gusta cualquier tipo de arte, pues allí hay de todo repartido en más de dos millones de piezas. Como era imposible verlo todo en un día, decidimos priorizar por los pintores europeos de finales del siglo 18 y principios del siglo 19, el pabellón de Egipto y el de arte precolombino Latinoamericano. Para mi gusto, pude apreciar algunas obras maestras de mi pintor favorito, Vincent Van Gogh. Pude verpor primera vez uno de sus autoretratos y una de sus obras más conocidas, El campo de trigo y cipreses. Disfrutamos también del arte del resto de los impresionistas: Monet, Manet, Cezanne, Rodin, Renoir y conmovidos por un libro de Mario Vargas Llosa (El Paraiso en la otra esquina, muy recomendado) que acabábamos de leer y que narra una parte de la vida de Paul Gaugin cuando este se va a la Polinesia, buscábamos como locos sus obras tratando de identificar el momento del libro en el que habían sido descritas. Yo no se nada de arte, ni me preocupo por saber. Pero desde que años atrás alquilé en la Biblioteca Pública Piloto una cinta que se titulaba “La vida de Vincent” me dejé conmover por sus obras y de paso por ese grupo de franceses que, a finales del siglo 18 y cominezos del siglo 19, idearon una nueva forma de pintar y se autoproclamaron “Impresionsitas”. Es cierto que se puede apreciar mucho más el arte cuando se conoce algo de él (opinión personal) y como en mi caso me he obsesionado un poco con el holandés loco (Van Gogh) y sus colegas, me pasé cerca de tres horas en esta sala leyendo la reseñas y yendo de un lado para otro aprendiendo de la vida de estos genios. Al finalizar, ya muy cansados de leer y de estar parados pasamos rápidamente por las otras salas dedicando un poco más de tiempo a la exposición de arte egipcio.

David y Vincent en el Met
David y Vincent en el Met
David en el Met
David en el Met

Al día siguiente fuimos al Museo de Historia Natural, que se precia de tener los fósiles de los dinosaurios más grandes y completos del mundo. Este museo, fundado a finales del siglo 18, se la ha pasado investigando y yo diría también robando un poco. Sino ¿por qué razón se encuentra aquí la esmeralda en bruto más grande y pura del mundo hallada en las minas de Colombia? Este Museo como otros tantos de países desarrollados tienen en definitiva los grandes tesoros de la humanidad los cuales en general no provienen de sus propias tierras. La primera vez que percibí esto fue cuando en la entrada del Museo Británico, que por cierto es el museo más impresionante que he visitado en mi vida, me encontré con la famosa Piedra Roseta, la tabla que le sirvió a nuestra civilización para entender los geroglíficos egipcios. Fue una sorpresa para mí encontrarme con esta maravilla al mismo tiempo que me preguntaba, esto no debería estar en El Cairo? Por mucho tiempo me atormenté tildando de ladrones a estos museos que han saqueado cuanto tesoro ha existido para exhibirlos en sus ciudades. Sin embargo, luego comprendí que así debería ser. Los países en vía de desarrollo o países pobres tienen demasiados problemas para ocuparse de descubrir, cuidar y preservar sus reliquias. Esto lo entendí aún más cuando el gran museo de El Cairo fue saqueado el pasado 29 de enero durante las protestas civiles (http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-9159727). En esta ocasión tampoco tuvimos tiempo de visitar todas las salas y, para optimizar tomamos un tour guiado que nos llevó por las cosas más relevantes, a criterio del guía, que tiene el museo. En la sala africana me sentí muy feliz de reconocer los animales que sólo un par de semanas atrás habíamos visto en la vida real, en su estado salvaje. En la sala de minerales me de dejé sorprender por la piedra de oro en bruto mas grande y por cientos de safiros de todos los colores. Una vez más, los dinosaurios nos divirtieron con su grandes osamentas y las teorías acerca de sus hábitos y de como desaparecieron. Terminamos el recorrido por la sala de animales marinos en cuyo techo se exibía una gran balena azul.

Impresionante placa que habla de la extincion
Impresionante placa que habla de la extincion
Dinosaurios en el Museo de Historia Natural
Dinosaurios en el Museo de Historia Natural

El lunes en la mañana fuimos al MoMa o Museum of Modern Art, en el que de inmediato buscamos las obras de los impresionistas y por supuesto en especial las de Van Gogh. Los volvimos a ver a todos, Gaugin, Cezanne, Monet, Manet. Quedamos maravillados de apreciar una de las obras maestras de Van Gogh, La noche estrellada. También buscamos los famosos Comedores de Patatas, pero un vez en el museo nos enteramos de que esta gran obra no estaba en exhibición. Luego, visitamos las salas de arte contemporáneo, donde ratifqué mi poco entendimiento por la pintura abstracta. Rayones por allí, manchones por allá, mientras los críticos de arte exaltan estos cuadros con análisis adornados de frases que no se pueden entender. Que desidia la de estos artistas que sin hacer mucho se ganan la vida pavoneando sus esperpentos por las salas de arte del mundo. Aburridos de este espectáculo, abandonamos el museo para pasear un poco por las calles de Soho. Dicen que aquí viven bohemios y artistas, pero no pudimos reconocerlos ni a ellos ni a sus casas. Lo que sí vimos fue mucho comercio, restaurantes y un café Starbucks en cada cuadra. Visitamos algunas tiendas de ropa deportiva y disfrutamos un café en una de las tantas esquinas que los vende. Nos olvidamos de los bohemios y nos sentimos como en cualquier calle se Nueva York. En la noche, fuimos a visitar el famoso edificio Empire State. Este edificio fue construido en solo un año y marcó una carrera de rascacielos en la ciudad. El Empire State fue ejemplo de planeación y de inovación en la costrucción y por muchos años fue el edificio más alto del mundo. Tomamos un audio tour y una vez en la terraza del piso 86, este nos explicó cada una de las vistas en los cuatro puntos cardinales. Fue como una clase de historia de Nueva York. Dos horas más tarde, cuando ya era cerca de la media noche, abandonamos el edificio para irnos a dormir.

Frida Kahlo en el MoMa
Frida Kahlo en el MoMa
Los Olivos de van Gogh
Los Olivos de van Gogh. MoMa
La Noche Estrellada de van Gogh. MoMa
La Noche Estrellada de van Gogh. MoMa
Vista desde el Empire State
Vista desde el Empire State

Al otro día, a primera hora de la mañana, nos dirigimos a Liberty Island, donde se encuentra la estatua de la libertad. No teníamos boleto para subir a la corona, pero sí para ir hasta el pedestal, lo cual debíamos hacer muy temprano ya que sólo pueden subir 3.000 personas por día y en esta época del año la cantidad de gente que visita este lugar es abrumadora. Una vez allí, luego de pasearnos por más de una hora en el Subway y de tomar un ferry de 15 minutos, hicimos la larga fila para ingresar al pedestal. La parte más remarcable de este es el museo que hay en su zona inferior. Aquí aprendimoa un poco de historia acerca de la estatua. Fue un regalo de los ciudadanos franceses a Estados Unidos por el cumplimiento de los 100 años de independencia. La estatua llegó en un momento especial porque fue después de la guera civil a finales del siglo 19 y ayudó a simbolizar la libertad que representa esta país. Este coloso de 125 años tuvo muchos problemas para nacer y, entre muchas críticas de ciudadanos franceses y otras de norteamericanos que según el acuerdo debían cubrir el costo del pedestal, tomó un período de más de 20 años entre su concepción y su final exposición en esta isla. En este lugar que por casi 100 años fue el principal puerto de entrada de Estados Unidos, La Estatua de la Libertad se convirtió en un símbolo de esperanza para millones de personas que llegaban de todas partes del mundo en busca de mejores oportunidades.

Alex en Liberty Island
Alex en Liberty Island
Vista de NY desde Ellis Island
Vista de NY desde Ellis Island
Estatua de la Libertad
Estatua de la Libertad

En la tarde, de regreso a Manhattan visitanos Ellis Island, la isla que los estadounidenses destinaron para la recepción de todos los immigrantes desde finales del siglo 18 hasta que fue cerrada en la década de los 50. También aquí, aprendimos algo de historia. Miles de personas pasaban a diario por esta isla y, en las paredes del museo, pudimos percatarnos del riguroso proceso de immigración que se llevaba a cabo pese a que sólo al dos porciento se le negaba el ingreso. Así es este país, adorado por muchos no solo ahora sino desde muchos años atrás. Un país que le robó el nombre a América y se convirtió en la cuna de la libertad y en un mar de oportunidades. Un país que brilla por sus grandes empresas, el país del Sillicon Valley, de Apple, de Facebook y de Google. El país de Mc Donald’s.

El lado oscuro de “América”

Nueva York nos dejó encantados. Con un buen presupuesto por día, pudimos disfrutar de todas las delicias de esta ciudad e hicimos lo que mejor se puede hacer en América: comprar. Por 5 días entramos en el juego del marketing y de una forma edonista buscamos recompensas en cosas materiales por los “esfuerzos” y “dura vida” de los últimos dos meses en África. Jajaja. Nos tocó dejar una maleta guardada donde un amigo porque ya no nos cabían las cosas. De repente, nuestro equipaje había dejado de ser minimalista.

Los gringos son expertos en los negocios, sobretodo en el área del marketing. Esta disciplina que yo la defino como el “arte” de hacer que las personas sientan deseo de poseer lo que no necesitan encuentra toda su explosión en este país. Sin importar el producto, malo, bueno, feo, útil o inútil, los gringos lo venden y te hacen sentir inferior si no lo tienes. Hace poco más de un año un visionario del marketing, Steve Jobs, sacó un producto que nadie necesitaba: el iPad. Hoy, más de 25 millones de personas tenemos uno y quien sabe cuántas más quisieran tenerlo. Hace no mucho tiempo vivíamos sin teléfono celular, sin Internet y sin correo electrónico. Hace no mucho tiempo se vivía con menos ropa, menos comida y menos entretenimiento. Las consecuencias de todo esto? Estados Unidos es el país que tiene la emisión de dióxido de carbono per capita mas alta del mundo. Un puntaje de 20 vs un promedio mundial de 9.3 y, pese a ser sólo el 5% de la pobación del mundo, consume el 30% de sus recursos y por si fuera poco produce el 30% de la basura*. Oigase bien, el 30%, más de la cuarta parte. Si decimos que en India y China son muy cochinos, pues deberíamos decir lo mismo de los ciudadanos de este país. Los gringos, buenos en mercadeo, no son astutos en disminuir la basura que su comercio y estilo de vida genera. Aún en la capital del mundo, Nueva York, el reciclaje es limitado. En muy pocos lugares se encuentran canecas para dejar un botella de plástico, un desecho orgánico o una hoja de papel. En los baños públicos hay toallas de papel ilimitado y secadores de aire. Ahora hay hasta baberos para las tasas del sanitario que se realimentan automáticamente. Nosotros, que veníamos acostumbrándonos a África en donde no sé si por falta de recursos o si por conciencia te cobran las bolsas de supermercado, en un restaurante te cuesta que te den más de una servilleta y los centros comerciales no prenden todas las luces durante el día, nos sentimos abrumados con tanto desperdicio. Los gringos lucen un poco gorditos, por el exceso de comida que consumen y la falta de ejercicio. Una tercera parte de sus adultos (33.8%**) tiene problemas de obesidad, convirtiéndose en el país con la tasa de obesos más alta del mundo**. Es claro que no le podemos hechar toda la culpa a los gringos de esta destrucción. Pero ellos con el título de ser los que más basura producen y como grandes líderes en la política global, tienen una gran responsabilidad.

Para terminar, puedo decir que admiro tanto como critico a este país, pues su hipócrita política mundial (luego escribiré sobre esto) se traslapa con millones de personas emprendedoras, inteligentes y honestas que componen la mezcla cultural de Estados Unidos. Con relación a este articulo, debo mencionar a Bill Clinton, quien a través de su fundación está aportando su grano de arena para aliviar los problemas ambientales nuestro hogar, el planeta tierra (ver http://www.clintonfoundation.org/).

Ahora me pregunto… qué hago yo por el medio ambiente? qué puedo hacer? qué hace mi familia? qué haces tú?

David P.

*Fuente: Planetthoughts.org y NY Museum of Natural History.
**Fuente: http://en.m.wikipedia.org/wiki/Obesity_in_the_United_States


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  1. Responder

    Mónica

    Gracias por ester post! Buenísimo! Un refrescante recorrido, lleno de arte, y como siempre me transporté. Cuando estuvimos en Austria, coincidimos con un evento enorme de lucha contra el Sida, y pudimos ver y oír a Clinton, estaba allí, apoyando el evento e hizo una interesante intervención, su aporte fue valioso. Esa pregunta que dejas al final, me esta dando muchas vueltas, así como cuál es mi aporte. Sigo viendo tanta inconsciencia que he tenido algo de desesperanza, es impresionante la generación de basura y los malos hábitos que seguimos viendo. El Mekong ya se empieza a ver sucio, es triste. Ya hablaremos!!

  2. Responder

    Alexandra

    Hola David, muchas gracias por esa forma tan detallada que nos cuentas todo, pues la verdad es que creo que ya no necesito ir por alla, poprque leyendo tus historias, me transporto alli, que estamos haciendo?,muy linda pregunta,quizas mucho pero una sola golondrina como lo dice el adagio no hace nada, si todos havcemos algo se verian resultados, pero asi no podemos, seguiremos luchando, muchos abrazos y saludes a mi preciosa hija. Gilma.

  3. Responder

    Dora

    Hola Alex y David
    Excelente comparación entre lo bello y lo oscuro de Nueva York y las inquietudes que nos dejas al final. Sé que es una lucha enorme, pero si no ponemos un granito de arena empezando por nosotros mismos y nuestras familias nunca alcanzaremos nada.

    Un abrazo
    Dora

    1. Responder

      David P.

      Gracias Dora. Lee el post Camboya. Seguro que te gustará. Un abarazo,

      David P

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