Vietnam y la guerra de América

Vietnam – 18 de agosto de 2011

Hay tanta información e historia acerca de la guerra de Vietnam, que es difícil aún estando aquí, conocer todas las facetas del conflicto.

La guerra es un flagelo que en muchas ocasiones cuenta la historia de los pueblos, pues no es más que el manifiesto de situaciones políticas o religiosas. Expugnando la historia de la guerra, tratando de ir hacia lo más profundo de ella, es la única manera de comprender por qué dos naciones, dos pueblos, dos civilizaciones se enfrentan ante tan miserable atrocidad.

Por su temática, esta es tal vez la crónica más difícil que he escrito. La escribo para mi aprendizaje, pero sobretodo para poder abrir un poco mi mente hacia el entendimiento de nuestra propia guerra. Una guerra que, como todas, tiene a un pueblo paralizado y polarizado y a muchas personas en el medio sin comprender lo que realmente sucede.

We don’t hate the french, we don’t hate the japanese. We don’t hate americans. We forgive but we don’t forget (no odiamos a los franceses, no odiamos a los japoneses, no odiamos a los americanos. Nosotros los perdonamos, pero no olvidamos). Con estas frases comenzó su presentación el guía que habíamos contratado para que nos condujera a los túneles de guerrilla cerca a la ciudad de Ho Chi Minh.

El sol era abrazador y la humedad del clima abrumante. En un terreno completamente inhóspito, pudimos ver como los Viet Cong construyeron una red de 125 millas de túneles para defenderse a lo largo de muchos años de sus invasores, entre ellos los norteamericanos.

Horas más tarde, de vuelta a la ciudad de Ho Chi Minh nos encontrábamos a la puerta del Museo de la Guerra, un lugar que se ha encargado de registrar lo sucedido para generar conciencia en las futuras generaciones. Es aquí, en medio de esta gran ciudad de 9 millones de personas y 5 millones de motos, donde comienza esta historia.

La guerra de Vietnam o, como se le conoce en este país, la guerra de América, tiene sus orígenes a partir de la partición del país por el paralelo 17 luego de la segunda guerra mundial. Vietnam, que era un colonia francesa queda ocupada por los japoneses quienes luego de su rendición tras recibir por parte del ejército norteamericano las únicas bombas atómicas que se han usado en un conflico, deben retirarse del país. Así, la nación queda ocupada por el norte por la Unión Soviética y por el sur por las fuerzas Aliadas en cabeza de los franceses y se hace la promesa de que esta división se disolvería luego de unas elecciones que nunca existieron. Esta división se hace exclusivamente para repartirse las zonas de evacuación de las tropas japonesas, quienes aún representaban un peligro debido a que su rendición no había sido producto de un combate en tierra, sino de la bomba. Entre tanto Ho Chi Minh, líder del partido comunista en el norte,  queda con una guerrilla, los Viet Minh, que con el soporte de Los Aliados había conformado para luchar contra los japoneses y que reorganiza ahora para luchar contra la ocupación francesa en el sur. El 10 de mayo de 1951, Ho Chi Minh, en cabeza del general Vo Nguyen Giap destruye completamente al ejército francés, tras lo cual ellos piden un apoyo al gobierno de Estados Unidos para retirar las tropas. El Sur quedaría entonces a merced de este general que conforma un gobierno bastante impopular soportado por cristianos y en contra de la población budista que era la mayoría. Esa impopularidad le obliga a pedir apoyo de Estados Unidos quienes tras el requerimiento de Francia, el requerimiento del gobierno del sur de Vietnam y la amenza de la fuerza comunista del norte encabezada por Ho Chi Minh, encuentran la excusa perfecta para entrar al país.

En un principio, la ocupación se da a nivel de apoyo logístico y asesoría militar. El ejército de Estados Unidos comienza a realizar esfuerzos para ‘mejorar la calidad de vida’ de los locales en aras de eliminar cualquier movimiento comunista. Construyen carreteras, llevan infraestructura a las ciudades y establecen planes de vacunación. Ante nuestros ojos occidentales esto podría ser muy bueno, pero ante los ojos de la gente de Vietnam todo este modernismo se convierte en una terrible agresión. La tierra para ellos es sagrada y la vida en el campo es más importante que la vida en las ciudades. Una carretera, una gran obra de infraestructura se convierte en una terrible agresión a su cultura. Las vacunas son vistas como veneno dentro de una medicina milenaria que no introduce agentes externos al cuerpo. Hombres y mujeres se cortan las venas para evitar que el líquido inyectado fluya libremente por sus cuerpos. Estos hechos conllevan paulatinamente a un repudio general de los vietnamitas por los estadounidenses. En un hecho sin precedentes el presidente Johnson busca una excusa, un no demostrado bombardeo a una nave estadounidense en el golfo de Tonkin, para escalar la intervención estadounidense que hasta entonces solo había sido de asesoría militar a una guerra armada. Los soldados norteamericanos llegan entonces a pelear una guerra de guerrilla, muy diferente al enfrentamiento frente a frente de la segunda guerra mundial. En otras palabras, se enfrentan a una guerra desconocida contra una guerrilla, los Viet Cong de Ho Chi Minh que se camufla entre el monte, los pantanos y la población campesina donde en muchas ocasiones viven sus propias familias. Por si fuera poco, se enfrentan a un país que, con excepción del gobierno y ejército del sur, los repudia infinitamente. Los soldados norteamericanos padecen, desaparecen, son embosacados y la guerra va cogiendo un matiz muy diferente. Un matiz de cevicia, un matiz de venganzas, un matiz de maldad. Es donde comienzan las masacres de poblaciones enteras por parte de los soldados gringos. Masacres en búsqueda del ‘enemigo’ que se camufla dentro de la población. Masacres de niños, de mujeres de ancianos. Masacres que no merecen ser recordadas y que sólo sus autores intelectuales sabrán sus consecuencias. El pueblo Vietnamita hostigado día y día por ambos bandos se encuentra entre la espada y la pared y es cuando decide migrar a las ciudades a padecer de la pobreza, del hambre, de la miseria. El pueblo Vietnamita se convierte en un pueblo de desplazados. Desplazados como los de nuestra Colombia. 4 millones de seres a los que Uribe olvidó y en voz de su tinterillo Jose Obdulio, llamó desplazados económicos. Que ciegos somos los ricos cuando juzgamos a este y a otro por estar ahí tirado al lado de nuestra casa esperando una moneda. A estas personas, a las que se les ha quitado todo en la vida ya no les debería pedir más. Personas a las que su país abandonó, traicionó y aniquiló, no merecen el tratro que les damos*.

Los gringos en un momento de ‘extrema lucidez’ concluyen que es más fácil luchar contra los Viet Cong si estos no tienen dónde esconderse. Y es cuando deciden bombardear el país entero con el Agente Naranja y Napalm para acabar con la vegetación. Cuando leí esto en el museo no creía que esto pudiera ser verdad. Cuánta maldad pueden tener esos políticos encima? Las bombas acabaron con la fauna y la flora y de paso dejaron 4 millones de víctimas humanas. Imágenes de este genocidio corrieron por todos lados gracias a periodistas heroicos y el mundo entonces reaccionó y pidió a gritos a esta nación que recordara los valores de libertad con la que había sido creada, que parara la guerra. Fue impresionante ver las fotografías de miles de personas marchando en todo el mundo, ante la mirada impávida de dos presidentes aferrados a sus egos: Jhonson y Nixon.

Algunas cifras sobre los quimicos derramados en Vietnam

Las consecuencias de los quimicos

Nixon firma la paz muy tarde. Retira sus tropas del país y dos años más después Ho Chi Minh asciende al poder tal cual como lo debería haber hecho 15 años atrás. Sin una guerra encima. Los norteamericanos perdieron cerca de 55 mil hombres y los vietnamitas 3 millones y otros 2 millones de damnificados por las secuelas de las bombas químicas. Adicionalmente, Vietnam sufre de pobreza por más de 20 años hasta que Clinton decide reestablecer relaciones y eliminar el veto comercial que tenía impuesto desde fines de la guerra.

Las imágenes de las víctimas de bombas químicas quedaron grabadas en mi mente con cincel. Cómo pudo una nación infringir tanto daño y después ser la que dicta lo que debe y no debe hacerse? Ya dije que admiro en muchas cosas a Estados Unidos pero su geopolítica no es una de ellas. Su doble moral cruza todas las fronteras y mientras juzgan a unos con una mano con la otra contruyen bombas nucleares, fabrican aún minas antipersona, torturan prisioneros en Guantánamo, tienen guerras que han dejado más civiles muertos que soldados en Afganistan e Irak y recientemente están felices de meterse sus narices en Libia, el país con la mayor reserva de petróleo de África. Dicho por sus mismos políticos, esa nación no tiene moral ni siquiera para juzgar los actos atroces de Hitler.

Hoy Vietnam luce transformado y, con una cicatriz que aún no termina de sanar, brilla por su capacidad de salir adelante. Cuando planeamos esta parte del viaje nunca pensamos que estaríamos dos semanas en este país. Sin embargo, poco a poco, nos fue cautivando. Nos enamoramos de su vida campesina, de su exhuberante belleza natural y nos sorprendimos con sus agitadas ciudades. Su naturaleza agreste nos hizo recordar a Colombia. De sur a norte, Vietnam nos dió esperanza y nos hizo añorar más que nunca el día en que nuestra patria vea nacer el fin de la guerra.

Saludos,

David P

* Recopilación extraída de La Guerra de Vietnam por Diana Uribe, los invito a conocer su proyecto, a escucharla y a adquirir sus audios, un gran recurso para aprender de historia.

Aquí se puede conocer más sobre los efectos del agente naranja, su contenido es altamente sensible.

 


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  1. Responder

    Alexandra

    David de verdad que todo es impresionante, hasta cuando te metiste en ese tunel, de verdad que eres un teso,y se que han aprendido muchas cosas muchos abrazos y recuerdos,los extraño mucho Gilma.

  2. Responder

    Mónica

    David! Me encantó el post. Cómo no sentir emociones similares después de haber estado ahí, viendo con lágrimas en los ojos tanta barbarie, fue muy doloroso. Cómo no pensar en Colombia y su guerra aún viva; de solo pensar en los museos e historias que verán nuestras futuras generaciones, me da escalofrío. Gracias por transmitir estas líneas con tanta sensibilidad.

  3. Responder

    andrea

    DAvico como aprendo con ustedes!!.. impresionante verte camuflado!!.. Sigo leyendo y admirandolos!.. Un abrazo para ti y Alex

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