Perro que ladra sí muerde, nuestro primer día en Bangkok

[7 de agosto de 2011]

Mi mamá, con todo lo maravillosa que es, me creó desde pequeña una fobia enfermiza a los perros. Cada vez que pasábamos cerca de alguno me decía “cuidado con el perro que la muerde” y así yo crecí con temor hacia estos, y casi todos los animales.

Nuestro primer día en Bangkok (capital de Tailandia) salimos a trotar (estamos con la meta de mantenernos en forma durante el viaje), el calor y la humedad eran terribles (aún a las 8 am) y detrás del hotel había un barrio residencial de casas enormes con patios y jardines. Como David corre más rápido que yo, él se adelanta, luego da la vuelta, se va más atrás de mí, me pasa de nuevo y así cada uno va a su ritmo pero vamos juntos.

Bueno, en una de esas en las que David estaba atrás de mí, me meto por una cuadra y empieza un perro a ladrar, nada raro porque había muchos perros en estas casas, pero este perro se salió de la casa y empezó a correr detrás de mí, ladrándome. Y puedo decirles que perro que ladra SI muerde: este me mordió en el tobillo, afortunadamente yo estaba de lycra larga y los dientes se le enredaron en la tela que al estirarse evitó que ni siquiera me rasguñara! Yo paré inmediatamente, pero salió otro perro, aún más grande que también me ladraba. Empecé a caminar pensando que en realidad no tenía miedo, los perros se fueron calmando, David me alcanzó y ya en la esquina pudimos revisar que no me había pasado nada.

Ahora amo a los perros. A Mono que es “nuestro” pastor alemán (entre comillas porque no vive con nosotros), pero también a los perros callejeros y en general a todos los animales. Aprendí a quererlos (y a no tenerles miedo) porque David me enseñó que son seres puros a los que ocasionalmente es el hombre quien ha contaminado.

Nuestro perro Mono
Nuestro perro Mono

Esta es apenas una anécdota, pero tal vez ya han leído cómo he sobrepasado otros temores en este viaje: dormir en medio de los parques naturales de Botswana con las hienas recorriendo nuestro campamento sin ninguna cerca que nos protegiera, subir las empinadas laderas del volcán Sabinyo o hacer rafting en el río Nilo en Uganda. Todas esas experiencias fueron hermosas y profundas en mi vida y ahora pienso que si pudiera hacerlo de nuevo, no lo dudaría un minuto.

Aun así hay otros miedos que aún me paralizan: el miedo al vacío y el miedo a la gente mala (como los ladrones, soy una paranoica total). No creo que pueda llegar al punto de hacer bungie jumping, pero definitivamente puedo cruzar un puente alto y estrecho sin ponerme a llorar. Creo que ser conscientes de nuestros temores, nos ayuda a ser más fuertes, algunas veces son miedos muy irracionales y por eso no se pueden erradicar con un razonamiento objetivo, pero sí con la experiencia y con dar un paso cada vez hasta lograrlo.

También hay miedos que nos protegen, como mi desconfianza ante los extraños, son miedos que hay que saber manejar, para que no se vuelvan en nuestra contra, pero que no son necesariamente malos.

Volviendo a la historia, el resto de nuestro primer día en Bangkok queríamos aprovecharlo pero sin exagerar en la cantidad de cosas para hacer. Bangkok es una ciudad de contrastes, la parte antigua está llena de templos y la parte contemporánea de centros comerciales donde se encuentran todas las marcas famosas del mundo. El aeropuerto es súper moderno y tienen un sistema de metro subterráneo y elevado muy nuevo, limpio y con estaciones relucientes.

Salimos del hotel All Seasons (un hotel propiamente dicho, con desayuno tipo buffet x USD35 la habitación), y tomamos el bote hacia el centro. El tráfico de la ciudad es terrible, así es que el bote resulta conveniente, rápido y económico (~0.60 dólares c/u). Sin embargo al canal llegan las aguas sucias de las casas, por momentos huele muy mal y hay que estar atento a que un bote en la otra dirección no salpique.

Los canales de Bangkok
Los canales de Bangkok

En cuanto nos bajamos del bote (afortunadamente era en la última parada porque los nombres sólo estaban escritos en Tai), nos acercamos a un tuk-tuk para pedirle que nos llevara al Gran Palacio. Allí nos abordó un personaje (el mundo está lleno de touts!) y nos dijo que estaba cerrado por las oraciones de los monjes (lo cual sabíamos que era una estafa), pero que por 20 bahts nos llevaban a 4 templos y al final nos dejaban en el Gran Palacio. La cosa no sonaba mal, el costo eran menos de USD0.7, y aunque nos parecía que había gato encerrado, aceptamos la oferta (luego leímos en la guía Lonely Planet que esta es una forma de estafa muy común y la verdad es que no estábamos prevenidos y caímos redondos, aunque al final la cosa salió bien).

La primera parada fue “El gran Buda”, una imagen dorada de 32m de alto, la segunda parada “El Buda feliz”, sólo que no había nada, supuestamente los monjes estaban orando y un “turista” muy amable entabló conversación con David, hablándole de que estaba feliz (tal vez él era el supuesto Buda) porque había comprado unas buenas joyas en la feria, a muy buen precio (esto si nos sonó a estafa total), en unos minutos entró el conductor y dijo que mejor siguiéramos para no perder tiempo y que después volvíamos allí.

El Gran Buda
El Gran Buda

Pues bien, la siguiente parada fue la famosa feria de joyas! Le dijimos al conductor que no estábamos interesados y nos pidió que fuéramos para él recibir 5 litros de gasolina, que si queríamos nos podíamos ir de inmediato. Así es que accedimos, pero es imposible irse de inmediato. El conductor nos dejó en una puerta y desde allí sólo se puede hacer un recorrido en una dirección que obliga a visitar todo el lugar.

De este sitio el conductor nos llevó a un almacén de telas! Apenas entramos nos abordó un vendedor, le dijimos que no estábamos interesados y salimos. Nuestro conductor se puso furioso, arrancó en el tuk-tuk como loco y cuando le preguntamos a donde íbamos gritó (enojado) “Marble Temple”.

Marble Temple
Marble Temple

El lugar es enorme, con jardines muy elaborados y templos. Cuando salimos el conductor había desaparecido! Nos dejó allí (ya era claro que no pensábamos ir a ningún otro almacén) sin ni siquiera pagarle los 20 bahts. Buscamos otro tuk-tuk y dijo que la tarifa eran 200 bahts por llevarnos al Gran Palacio. Luego de caminar y regatear logramos uno que nos cobró 60.

Al llegar al Gran Palacio ya eran las 2:30 pm, por lo que decidimos posponer la visita ya que cierran a las 3:30 pm y caminar hasta Wat Pho, donde está el Buda reclinado y más de mil budas más. Allí pudimos apreciar desde pequeñas representaciones de Buda, hasta el gran Buda reclinado que mide 46m de largo. En el lugar además había monjes, niños en una especie de ceremonia de graduación y un grupo de mujeres orando y cantando, todas vestidas de blanco.

Al salir, buscamos un tuk-tuk que nos llevara a un centro comercial, el primero nos pidió 500 bahts, el segundo 200 y el tercero 100 siempre y cuando nos dejáramos llevar a dos almacenes (al menos fue honesto!), como le dijimos que no, parece que se apiadó de nosotros y nos dijo qué bus tomar para llegar hasta donde queríamos.

Tomar un bus en una ciudad desconocida puede ser muy complicado. Hay que tener un buen mapa, o mediana idea de para dónde se va, o alguien que le diga a uno donde bajarse. Al fin logré ubicarnos en el mapa aunque no era muy detallado y aún así los nombres de las calles estaban en Tai y en el mapa en inglés.

Luego de comer algo volvimos a nuestro hotel, cansados y felices, esta vez en taxi (con taxímetro), a prepararnos para salir al día siguiente hacia Camboya. El cruce de la frontera está lleno de historias sobre estafas, ya les contaremos lo que pasó 😉 a Bangkok volveremos en 3 semanas luego de visitar Camboya y Vietnam.


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  1. Responder

    Monica

    Ale, QUE ES ESTO!!! Cómo que te mordió un perro!!! Qué es esa aventura en tuk-tuk en Bangkok!! Nosotros no tomamos ni uno, solo nos movilizamos en taxi con taximetro y si no lo ponía no hacíamos el viaje. Touts???? Yo estoy HARTA de ellos, hoy justamente (creo que por primera vez durante el viaje) me enojé tanto que ni comí: Queríamos ir a comer algo a un restaurante acá en Chau Doc, Vietnam; sabíamos que era cerca y quizo cobrarnos $2 por los dos; obviamente, le dijimos que no, y se fue detrás de nosotros ofreciéndonos $1,5, luego $1, le dijimos que no. Y yo, furiosa, diciendo que estaba cansada de que nos quisieran cobrar el doble jajajaja En fin, este es un problema con fuertes raíces en la falta de educación y la desorganización de los gobiernos en torno al desarrollo del turismo. Me alegra que hayas salido bien librada del perro.. y de los touts!

    1. Responder

      malaquita

      Jajajaja sí toda una anécdota! El problema que tuvimos es que los taxis que paramos nos decían que era hora de mucho tráfico y que nos llevaban pero sin taxímetro. Sólo cuando fue más tarde encontramos uno. Me parece increíble que en estos lugares tan turísticos no estén mucho más organizados, que desastre!

  2. Responder

    Alexandra

    Hay hija cuando vi el titulo me imagine lo peor, pero gracias a Dios no paso nada,hermosas esas fotos, me encantaria estar alli conociendo esos budas,pon mucho cuidado a todo principalmente a la comida, que sigan pasandola muy felices abrazos.

  3. Responder

    maria teresa

    Me encanta como escribes, aunque el titulo me asusto y dije ahora si van a tener que utilizar la poliza ojala funcione…

    1. Responder

      malaquita

      Jajaja, nuestro objetivo es no tener que usarla nunca 😉 espero que la recuperación vaya muy bien!

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